A finales de los años sesenta, en el madrileño barrio de Moncloa se instala un personaje estrambótico, con fama de taumaturgo: el inglés William Gillingham. El misterioso extranjero, que se tapa un ojo con un parche de tela, despierta la curiosidad del vecindario e inflama las fantasías de los más pequeños.

Deja una respuesta