PRIMERA PARTE: PREPARANDO LA NAVE PARA LA PRIMERA TRAVESÍA

19 DE ABRIL DE 2022
María J. Mena

Quizá no sea el mejor momento para iniciar este viaje. Soy consciente de ello. Pero he de reconocer que la decisión de hacerlo no ha sido fruto de un profundo proceso de meditación. Ha habido algo de azaroso en ella, de impulso o de locura, qué sé yo. Ha sido casi como un enamoramiento que nubla los sentidos y que impulsa a cometer actos irreflexivos. O quizá, un querer hacer algo que siempre había deseado, pero a lo que nunca quise enfrentarme, escudándome en cien cuestiones que no lo impedían, pero sí lo dificultaban. Primero los estudios, después el trabajo, más tarde el amor, los viajes, los niños, las mudanzas. Siempre había alguna excusa que reprimía izar las velas y poner rumbo hacia lo desconocido, hacia la incertidumbre.

Algo que, de alguna forma, me disuadía de abandonar mi zona de confort.

¿Zona de confort? Qué expresión extraña y manida en estos tiempos. Pero, ¿existe en realidad? ¿He estado alguna vez allí? ¿Alguien lo ha estado? Y si ha sido así, ¿cuáles son sus límites, sus fronteras? ¿Cómo se representa en el plano real? ¿Acaso la vida puede ofrecernos en algún momento esa seguridad, ese «estoy en casa» que gritábamos cuando jugábamos de niños al pilla-pilla, ese sabernos resguardados de peligros, esa relajación confortable que nos pone a salvo? ¿No es esa zona efímera, circunstancial?

Creo que, después de estos últimos años, hablar de espacio exento de peligro es tan complejo como hablar de la existencia o no de Dios o de lo sobrenatural. ¿Hay alguien que pueda estar seguro de algo en los tiempos que corren? ¿Hemos respondido a las grandes preguntas con todo lo que hemos avanzado? ¿Sabemos ya quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos? Creo que la ciencia y el saber, en lugar de ofrecernos contestaciones, nos han aportado aún más incógnitas, más preguntas que se desvanecen en espacios infinitos que generan más preguntas. Pero para mí esto, en lugar de ser algo negativo, es una gran virtud, puesto que es el significado que rodea nuestra existencia, el que azuza en nosotros el deseo de seguir buscando respuestas a cada enigma que nace.

Por eso, a pesar de estar viviendo una pandemia mundial que no acaba de irse, o no del todo, del inicio de una guerra al otro lado de Europa, de la incertidumbre de los mercados financieros, de la efímera e insoportable levedad del ser; y a pesar también, de tener la certeza de que no siempre llevaremos el viento a favor, sino que muchas veces lo tendremos en contra y de que habremos de afrontar difíciles pruebas, a pesar de todo eso, digo, he tomado la decisión de levar anclas y de llamar a esta embarcación que aún estoy construyendo ODISEA. No obstante, sé que no estoy sola en esta loca expedición. Me acompaña Alberto Cerrada, un gran navegante, mi familia y, además, algunos valiosos y buenos amigos y tripulantes, que han querido sumarse y remar a nuestro lado, para que este pequeño espacio cultural inicie su andadura.  

Nos gustaría crear espacio para muchos más, casi como si fuese una suerte de arca que nos proteja de una inhóspita tormenta. Sé que pensar así, hoy en día, es una osadía. ¿Quién soy yo, nosotros, para creer que podemos resguardar a nadie de nada? Pero diré que esta respuesta es bien sencilla. Nadie. No soy nadie. No somos nadie. Porque no seremos nosotros quienes lideremos esta empresa, sino que lo harán los anaqueles, mesas, caballetes, paredes, lienzos, carteles, que en este momento comienzan a apuntalar ODISEA y todas las palabras que dentro de unos días poblaran nuestra particular migración. Un espacio que llenaremos de palabras, libros, papel, tinta, y de borrones y cuentas nuevas. Sobre todo de esto último, porque nada mejor que llenar un papel de tachones una y otra vez hasta llegar a dar con la frase exacta que es capaz de interpretarlo todo.

ODISEA ESPACIO CULTURAL alicata hoy sus paredes con frases hermosas, autores, poemas, arte, ilustraciones, sueños, vida, naturaleza y, sobre todo, con una gran dosis de incertidumbre, porque es una aventura, y una búsqueda, a la que queremos os unáis y en la que quizá no encontremos respuesta para las grandes preguntas, ni siquiera para las pequeñas, pero sí será un espacio amable donde dar cabida a todos y cada uno de nuestros interrogantes.

Bienvenidos.  

Deja una respuesta